Cortijo Molina: Arquitectura de texturas en diálogo con La Sagra (EN CONSTRUCCIÓN)
El Cortijo Molina se ubica en las inmediaciones del pico de La Sagra, en la Comarca de Huéscar (Granada), una región donde la monumentalidad del paisaje dialoga constantemente con las construcciones rurales dispersas. En este enclave de altitud, los contrastes entre la masa montañosa, los cultivos de secano, los bancales de piedra y la vegetación autóctona configuran una paleta de texturas y colores que cambia con la luz, el viento y las estaciones.
El proyecto de rehabilitación y ampliación del Cortijo Molina se construye desde esa sensibilidad hacia el paisaje. La propuesta parte del respeto por la lógica constructiva vernácula, pero se permite relecturas materiales y compositivas que conectan con el presente y abren nuevas posibilidades de habitar el territorio.
Texturas que leen el paisaje:
Uno de los gestos más significativos del proyecto es la atención a la textura de las fachadas exteriores, concebidas como una extensión material del paisaje. Revestimientos rugosos, acabados pétreos, superficies erosionadas o pigmentadas mediante técnicas tradicionales permiten que el edificio no solo se inserte visualmente en el entorno, sino que forme parte de él.
La fachada no es un simple envolvente, sino una superficie de diálogo con el terreno, con la ladera, con los estratos geológicos visibles en las montañas. La rugosidad de los muros remite a la roca viva de La Sagra, mientras que los cambios de tono y sombra evocan los campos labrados y los pliegues de la tierra reseca. El resultado es un cortijo que no compite con el paisaje, sino que lo prolonga.
Entre lo ancestral y lo contemporáneo:
El proyecto respeta la volumetría del cortijo original, manteniendo su disposición longitudinal y sus espacios esenciales: almazara, cuadra, almacén y vivienda. Sin embargo, los interiores se reinterpretan bajo criterios contemporáneos de amplitud, confort térmico y eficiencia energética. Las nuevas intervenciones estructurales se expresan con sobriedad, recurriendo a materiales como el hormigón visto, la madera local y el hierro oxidado, en una estrategia de honestidad constructiva y tectónica.
Como ocurre en otros proyectos de www.alvarogor.com, el lenguaje arquitectónico del Cortijo Molina no busca nostalgia ni réplica, sino actualización consciente: una arquitectura que entiende el pasado como materia activa para construir el presente.
Arquitectura telúrica:
El Cortijo Molina no solo es una vivienda en el campo, sino una arquitectura telúrica, profundamente arraigada a la tierra que la sostiene. Su forma, su color, su textura y su temperatura emergen de las condiciones físicas y culturales del lugar, en un ejercicio de precisión y humildad. El edificio se convierte así en un testigo silencioso del paisaje de La Sagra, y en una pieza más del relato natural y humano de la Comarca de Huéscar.